Confiamos ciegamente en las personas que queremos, les ofrecemos nuestro apoyo cuando lo necesitan, esperando recibir el el mismo trato después, pero aquellas personas a las que ofrecemos nuestra confianza, en los momentos de debilidad, no siempre dicen lo que deseas oír, en ocasiones depositamos demasiadas esperanzas en estas esperando que siempre defiendan tus opiniones y se informen antes de juzgar, pero entonces, cuando crees que todo va como la seda, te das con un canto el los dientes, y ves cosas que pensaste que nunca podrían llegar a decir, soportas sus manías, intentas entender sus motivos e intentas comprender sus decisiones, y en ese momento es cuando sabes que no siempre van a devolverte los favores que la ira ciega a la vista y que se pueden cometer errores.
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