Todo el mundo desea volver a la infancia.
Todos guardamos recuerdos en esa caja que cerramos y vamos llenando poco a poco con nuestros mejores momentos en la vida, el día de tu boda, cuando nació tu hermana, aquel cumpleaños en el que tus padres te regalaron un perrito...Todos esos recuerdos de carácter intimo y especial que intentamos recordar cuando estamos pasando un mal día, o cuando suena esa canción en la radio que te recuerda aquel día de verano en la piscina de tu vecina cuando os inventasteis un baile con las toallas enroscadas en la cabeza a modo de turbante. Lo que quiero decir es que todo el mundo tiene un recuerdo especial. Esto es lo que yo llamo la voz del pasado.
Bueno, pues mi recuerdo especial es de cuando yo tenia mas o menos 5 o 6 años, entonces yo vivía con mis padres en Guadarrama en una casa que tenia un inmenso pino lleno de ramas por el que yo siempre trepaba hasta llegar a lo mas alto y quedarme mirando todo lo que había a mi alrededor, poder mirar a través de la valla para ver la casa del vecino que tenía un estanque con peces de colores preciosos. Pero lo que con mas ternura recuerdo es cuando llegaba la hora de bajar y me daba cuanta de que había trepado demasiado alto al árbol y que no sabía bajar y entonces mi hermana que se había quedado abajo esperando a que yo bajase llamaba a mi padre para que me ayudara a bajar del árbol y entonces él subía y me cogía en brazos mientras yo lloraba porque tenía miedo de estar ahí sola. Y entonces llegábamos abajo y mi padre me dejaba en el suelo y me decía que la próxima vez no subiera tan alto, que luego no sabía bajar, pero yo no le hacia caso y volvía a subir el próximo día con toda la ilusión de una niña que quería saber que es lo que había detrás del muro de sus vecinos.
Pero esos días en los que no tenias que preocuparte de los estudios, ni si te faltaba tiempo para una cosa o llegabas tarde a la otra ya han pasado y mi padre ya no esta y yo guardo mi mas tierno recuerdo en mi preciada caja de tesoros, en los mas profundo de mi corazón, recordando ese día cada vez que me encuentro sola o desmotivada por cualquier motivo, y me refugio en mi árbol con mi padre y la valla del vecino por la que yo nunca alcance a ver nada, solo aquel estanque con esos preciosos peces de colores.
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